>> MOTIVACION PARA HACER EJERCICIO...

El impulso, el motivo por el que verdaderamente hacemos las cosas es la "motivación". Ésta es la que nos moviliza para lleva a cabo determinadas acciones, para conseguir lo que queremos, persistiendo ante los problemas, no rendirnos para finalmente, y si todo es propicio, conseguir la meta por la que previamente se ha trabajado. 

Es sabido por todos que cuando se empieza ha hacer ejercicio,hay un índice elevado de abandono en los primeros meses de desarrollar su actividad, el 50% concretamente. 
Según el estudio R. Weinberg y D.Gold, expertos en psicología deportiva: “el 50% de las personas que se acercan a un centro deportivo por primera vez no consiguen prolongar esta decisión más allá de los seis meses, aunque todas ellas llegan con sus mejores propósitos”. El primer objetivo de un entrenamiento es conocer el nivel de motivación, si es suficiente, y en caso contrario, cómo estimularla. 

Una excelente pregunta para empezar es: ¿para qué quiere realizar esa actividad física en concreto? 
Debes tomar conciencia de que “ponerse en forma”, “perder unos kilitos” o “estar como el cachas de la foto” probablemente te supondrá un esfuerzo significativo y dedicación, por no hablar de dinero. ¿Realmente merece la pena? ¿Qué te hará superar las dificultades y persistir a lo largo de los meses o incluso de los años? Esa constancia la da la motivación. 

Para mí, existen básicamente dos tipos de, una de carácter positivo y otra negativo. Como animales que somos actuamos por dos motivos tremendamente simplistas, pero efectivos y no por ello negativos: huimos y escapamos de lo que nos produce dolor y nos encaminamos a lo que nos produce placer y felicidad. 
Todo lo que hacemos, pensamos y creemos tiene su base en este tipo de fundamento. Es obvio que cada persona tiene a su vez una visión distinta del dolor y el placer, e igual de importante es considerar que en algunas ocasiones lo que produce placer o dolor a las personas se encuentra en su subsconsciente. 
Por este motivo, el siguiente paso a realizar sería una reflexión donde puedas reconocer y verbalizar qué dolor o inconvenientes te genera “ponerte en forma”, “perder unos kilitos” o “estar como el cachas de la foto” y qué beneficios y placeres disfrutará si trabaja para lograr esos objetivos. 
Este breve ejercicio es una garantía en numerosas ocasiones para conseguir el compromiso a largo plazo. 

Cuando se tiene la información, cuando se hacen consciente estos motivos es relativamente fácil aprender a manejar el dolor y estimular el placer de manera que resulte en favor del entrenamiento.
En general, si se cree que hay más placer que dolor al hacer algo, es fácil mantener la motivación. De igual forma, si hay más dolor asociado con la tarea que placer, entonces no va a estar motivados a seguir practicando deporte e intentarás evitar la situación,poniendote miles de excusas. 
Por esta razón, hay que evaluar la potencia y la fuerza de los argumentos planteados para conseguir constancia en el ejercicio. De ahí la potencia de esta reflexión y la enorme importancia de dedicarle tiempo a su realización. Por otro lado, si no puedes encontrar motivación para realizar algún tipo de ejercicio es posible que tengas asociadas unas fuertes creencias negativas del tipo: “aunque haga deporte no voy a conseguir a adelgazar, nunca lo consigo”, “aunque haga deporte no voy a conseguir tener masa muscular, es imposible, no tengo la genética”. 

En primer lugar, para modificar esa desmotivación y dirigirla en beneficio del entrenamiento, puede resultar útil aprender a reformular las creencias, nunca pensar con el "no" delante y reemplazar el dolor con el placer: “ si otras personas han adelgazado haciendo deporte… si han aumentado de masa muscular…puedo realizar un entrenamiento similar, si otros lo han conseguido ¿por qué no yo?”. 
En segundo lugar, se puede añadir algo de dolor, se puede pensar en todo el dolor que experimentará si no se hace ejercicio. Por ejemplo: “voy a engordar y no me voy a sentir a gusto con mi cuerpo si no hago deporte”. Cuanto más fuerte sea el dolor que el deportista quiera evitar, y más el placer obtenido de la situación más sencillo será motivarle y entrar en acción. 

Otras claves para motivarte son. 

  • Establecer objetivos realistas. Disfrutar de pequeños logros a corto plazo, realistas y que contribuyan a generar un estímulo a largo plazo para avanzar hacia una meta algo más ambiciosa. 
  • Celebrar lo progresos. Se deben registrar los progresos y avances conseguidos durante el entrenamiento y celebrarlos. 
  • Divertirse y variar. Elegir actividades que contribuyan a hacer más recreativa y menos aburrida la práctica deportiva. 
  • Visualizar la meta que le gustaría conseguir. Describir una imagen tuya con el objetivo cumplido y llevarla a la mente en repetidas ocasiones para integrarla y hacerla tuya.