>> EL CALOR AFECTA MAS A LAS PERSONAS CON OBESIDAD...

El organismo de las personas con obesidad tiene mayor problema para regular la temperatura corporal. Ante las altas temperaturas que se registran en el país en esta época del año, se advierte a las personas con sobrepeso u obesidad respecto de la importancia de “extremar en estos días medidas de prevención para evitar un golpe de calor”. La preocupación se debe a que debido a que “este grupo registra una mayor predisposición a sufrirlos por tener menos facilidad para eliminar el calor del cuerpo .Si toda la población se tiene que cuidar cuando hace mucho calor, las personas con sobrepeso y obesidad lo tienen que hacer de manera mucho más extrema, porque presentan un riesgo aumentado”. Esta propensión a padecer un golpe de calor está relacionada con el mecanismo de regulación fisiológico de la temperatura, que en el caso de los obesos “está alterado por el incremento de la grasa corporal”.“El exceso de peso hace que la producción de calor se vea incrementada”,además, la concentración de agua total relativa del cuerpo es menor a la de una población no obesa, dado que el tejido adiposo no retiene el agua”. 

Qué se siente: Estos factores generan una mayor debilidad en la persona y la predisposición a padecer lo que se llama golpe de calor, que es “la falla del organismo para poder regular la temperatura corporal, que es de 36 grados aproximadamente, frente a temperaturas externas muy elevadas”. 
En cuanto a los síntomas, el golpe de calor se manifiesta con cefaleas importantes; aumento de la temperatura a 40 grados o más, que no suele compensarse con la toma de antitérmicos, ya que el mecanismo de producción es distinto al de la fiebre; vómitos, arcadas o náuseas; confusión, cuando el proceso está muy avanzado; y hasta puede terminar en convulsiones y muerte. “Por eso, es importante estar alertas y detectar el cuadro ante los primeros síntomas”. La obesidad se está transformando en un verdadero tema de estado en países como Estados Unidos, donde el tamaño de las porciones de alimentos que se comercializa fue aumentando considerablemente con el correr de las décadas, al tiempo que la sociedad ingresa en conductas más sedentarias. 

Recomendaciones: Los cuidados para pasar el verano. Para evitar dificultades relacionadas con el golpe de calor,hay una serie de recomendaciones para tener en cuenta en esta época del año. Especialmente cuando el termómetro supera los 30 grados.
Estos son los principales puntos para tener en cuenta: Evitar esfuerzos físicos importantes cuando hay temperaturas ambientales muy elevadas, permanecer en lugares frescos y ventilados, usar ropa clara y cómoda, tomar abundante líquido fresco durante todo el día,muchas veces la sensacion de sed viene ya cuando el organismo ya esta entrando casi en deshidratacion,se recomienda  no esperar a la sensacion de sed sino directamente tomar abundante liquido cada cierto tiempo, evitar las bebidas alcohólicas o muy azucaradas –porque también interfieren en los mecanismos de control de la temperatura corporal–, ingerir comidas con menor cantidad calórica, incrementar el consumo de frutas y verduras.

>>NOS HACEN ADICTOS A LA COMIDA BASURA CON FORMULAS SIMILARES A LAS DE LA ADICCION A LAS DROGAS...

Un libro de un premio Pulitzer revela las prácticas ocultas de las industrias alimentarias para causar los mismos efectos cerebrales de adicción que la droga, pero no para calmar el apetito Las fórmulas químicas y los procesados a los que se someten las hamburguesas y la comida rápida están diseñados para causar efectos similares a la cocaína y hacernos adictos a su consumo. A esa conclusión ha llegado Michael Moss, ganador del premio Pulitzer 2010, y es el tema de una serie de reportajes de investigación sobre la cadena de consecuencias que provocó la comercialización de carne contaminada. 

 El escritor vuelve a la carga contra las “prácticas ocultas” de la industria alimentaria en su último libro. "Salt Sugar Fat: How the Food Giants Hooked Us" (Sal, azúcar y grasas: así nos engañan los gigantes de la alimentación para engancharnos). Moss pone al descubierto las fórmulas químicas y los procesados a los que se someten las hamburguesas y la comida rápida para que nos hagamos adictos a su consumo. Se han necesitado varios años de estudios y una gran inversión económica para alcanzar una “vieja obsesión o el sueño dorado” de la industria alimentaria: “Provocar unos efectos cerebrales mediante la ingestión de ciertos alimentos que nos enganchen a ellos, casi de la misma manera que lo hace la cocaína”, denuncia Moss. 

 Los alimentos procesados no están fabricados con el objetivo de calmar nuestro apetito. Lo que ocurre es, más bien, todo lo contrario, advierte el famoso periodista: “Su procesamiento está pensado para lograr el vínculo perfecto entre el consumo de estos alimentos y la sensación de bienestar, al activar esos mecanismos del cerebro que nos enganchan y nos hacen dependientes” y aumentar así los beneficios de las multinacionales de la alimentación. 

 Los “trucos” químicos de los fabricantes más los aditivos secretos potencian su sabor y hacen la comida basura irresistible 

 Sal, azúcar y grasas son la base de sustancias indispensables en todos estos alimentos, cuya composición se ve alterada químicamente y su cantidad se adapta según el país y la edad de los consumidores objetivos. Los aditivos de la discordia “El punto de la felicidad”, como denomina Moss a estas fórmulas, no solo aumenta el riesgo de sufrir sobrepeso u obesidad, sino que incrementa las posibilidades de contraer diabetes, asma y hasta esclerosis múltiple, según los estudios de referencia que maneja el periodista. 
Durante los tres años que empleó para elaborar la investigación, Moss consiguió entrevistarse con un buen número de altos cargos de las grandes compañías de alimentación. Varios de ellos accedieron a su petición de probar los productos antes de ser modificados y, después, con añadido sustancial en las cantidades de grasa, sal o fructosa. 

 De las galletas con poca o ninguna cantidad de sal decía que sabían a paja, se masticaban como si fuesen cartón y no tenían ningún gusto. Definitivamente, era la sal que le añadían la obraba poderes milagrosos en el procesado”, comentaba con ironía. La sal, al igual que el azúcar, también la refinan para potenciar su sabor y acelerar su metabolización. “Una práctica que lleva más de dos décadas utilizándose para elaborar las patatas fritas, y el principal ‘truco’ que las hace irresistibles”. Las sustancias de los alimentos se alteran químicamente y se adapta la cantidad de éstas según el país y la edad de los consumidores donde se comercializan. 

 No se trata solo de la gran cantidad de sal. La utilización de jarabe de maíz alto en fructosa, como sustituto del azúcar, está incluido en la mayoría de estos productos. Una sustancia que desactiva la zona del cerebro encargada de regular el apetito. Así se reducen los niveles de las hormonas de la saciedad, provocando más hambre de la habitual. Una reciente investigación de la Universidad de Yale, avalada por la American Medical Association, concluyó que el consumo de esta sustancia puede provocar hipertensión, gota o diarrea, además de ser una de las principales causas del sobrepeso y la obesidad. 

 Las alteraciones en la composición del azúcar “son muchas y muy variadas”, apunta el escritor. Los compuestos utilizados para procesarlo pueden “potenciar su sabor dulce hasta un 200%”. El mayor problema que causan estos aditivos para la salud, explica Moss, es que el cuerpo no es capaz de metabolizarlos al igual que hace con el azúcar natural. La composición de la sal, azucar y grasas alteradas químicamente hacen la comida basura realmente irresistible De este modo, “aumenta los niveles de grasa en sangre asociados con las enfermedades cardiovasculares”. La defensa de la industria alimentaria Las sensaciones que provocan los alimentos y los sentidos que despiertan también estarían controladas por algunos de los fabricantes, a los que Moss cita en su libro. 

 Por ejemplo, para mejorar la sensación gustativa al masticar “se modifica la distribución y la forma de los glóbulos de grasa en los alimentos”. Todo ello para que la grasa actúe sobre el nervio trigémino y envíe esta información directamente al cerebro, para “engañarlo” potenciando la sensación gustativa. Los responsables de las multinacionales de la alimentación a las que se alude en el polémico libro de Moss no se han quedado callados ante sus acusaciones. Con los resultados de varios estudios científicos en la mano, han contraatacado manifestando que no existe evidencia alguna de que sus alimentos produzcan adicción, ya sea a un producto procesado o a un aditivo en concreto. Asimismo, negaron que existiesen pruebas convincentes que demuestren que las personas con sobrepeso u obesidad sufran algún tipo de adicción a su comida. 

 Michael Moss ha rendido un gran servicio a la sociedad no solo norteamericana,sino global. Es casi seguro que su libro sea prohibido en Estados Unidos y por lo menos boicoteado por las multinacionales. Y que se olvide de otro Premio Pulitzer.

>>LA COMIDA BASURA ES ADICTIVA,TAMBIEN PARA LOS BEBES...

La dieta de una mujer gestante, debe ser rica en nutrientes y ajustada en calorías al estilo de vida de la futura madre. La antítesis de esta dieta es la ‘comida basura’ que, además de ser deficiente en nutrientes, es rica en calorías y promotora de obesidad. Situación a evitar en todo momento, pero especialmente si está planeando quedarse embarazada. 
La obesidad materna está asociada con un mayor riesgo de casi todas las complicaciones del embarazo como hipertensión gestacional, preeclampsia, diabetes mellitus gestacional, problemas tromboembólicos, síndrome metabólico, nacimiento de un niño grande para su edad gestacional (LGA) y una mayor incidencia de defectos congénitos. A pesar de ello, una proporción alta de mujeres gestantes obesas no son conscientes, ni son informadas de los peligros a los que se enfrentan y a los que exponen a sus hijos como resultado del exceso de peso y los hábitos dietéticos poco saludables. 

Además, es bien conocido que la alimentación de la madre durante el embarazo ‘educa’ las papilas gustativas del feto a través del líquido amniótico. Por ejemplo, si la madre tiene una dieta rica en frutas y vegetales, el bebé aceptará más rápidamente estos alimentos cuando empiezan a ser introducidos en su dieta sólida. Lo mismo se ha demostrado de condimentos con reconocidas propiedades saludables, como es el caso del ajo. Esta habituación del paladar se extiende también al periodo de la lactancia. Esto es lógico, ya que el niño asocia estos alimentos con la ‘seguridad’ materna. Pero, lamentablemente, la habituación no está reservada exclusivamente a los alimentos saludables sino también a los que no lo son. 

Esto último ha quedado claramente evidente en una investigación aparecida en la revista ‘FASEB Journal’ que demuestra cómo las madres embarazadas que consumen ‘comida basura’ pasan a sus bebés este hábito con las consecuencias adversas que esto supone, a corto y largo plazo. Estos investigadores demuestran que se debe a los cambios que la dieta materna induce sobre el circuito de señalización de opiáceos en el cerebro del recién nacido. 

Esto hace a los bebés menos respondedores a los opiáceos, que son liberados fisiológicamente de manera natural cuando se consumen alimentos ricos en azúcar y grasas. Como resultado de esta tolerancia a la ‘comida basura’ necesitan consumir más de la misma para conseguir la sensación de bienestar esperada, y deseada, lo que les lleva a la obesidad y a otros problemas metabólicos que con el tiempo aumentarán el riesgo cardiovascular y de otras enfermedades. 

Por lo tanto, estos resultados deben ser utilizados para estimular a las madres a adoptar hábitos nutricionales más saludables, con el objetivo de transmitirlos a sus hijos. Además, este estudio demuestra que el consumo de comida ‘basura’ se puede considerar como una adición, ya que utiliza los mismos circuitos químicos que las drogas comunes (opio, morfina o heroína). Cada vez somos más conscientes del mensaje de que la infancia es la etapa en la que se establecen los hábitos alimentarios que nos acompañarán el resto de nuestra vida. De ahí la importancia de la educación nutricional durante esta etapa de la vida. Sin embargo, nunca es lo suficientemente pronto para inculcar los buenos hábitos y quizá el mejor momento sea empezando por la madre, antes incluso del nacimiento.

>> COMO COMENZAR A CORRER Y NO ASFIXIARSE...

Comenzar a correr suele ser un suplicio para muchos. Nadie nos obliga, es verdad, pero quien sea un poco deportista y amante de la naturaleza “disfrutaría” de poder correr campo a través, o en un parque o simplemente al aire libre. Pero la verdad es que a muchos el hecho de correr nos cuesta. Se nos cargan las piernas, nos cuesta respirar, no tenemos paciencia para mejorar… Total, que tiramos la toalla y nos dedicamos a otra cosa. 

 Comenzar a correr es difícil, dicen… La persona que ya ha practicado algún deporte, bien sea el fútbol, la natación, el tenis o lo que sea, ya tiene cierta capacidad de “sacrificio” y le será más fácilempezar a correr. El problema está en toda aquella gente que nunca se ha caracterizado por hacer deporte (bien por no interesarle o bien por ser demasiado patosa) y un buen día, ya sea por prescripción médica o por que todo su circulo de amigos hace deporte, decide activarse un poco. En estos casos, lo más fácil es comprarse un par de zapatillas y ponerse a correr. Fácil, barato y accesible a todo el mundo. 

 Pero claro, el correr implica impactar. Cuando corremos, damos pequeños saltitos. Esto va bien porque liberamos mucha energía en cada impacto, pero por otra parte nuestras pulsaciones se nos disparan en poco tiempo. Imaginemos que en reposo estamos a 70 pulsaciones, y empezamos a correr despacito. Seguramente en un par de minutos ya estamos a 120 o 130 pulsaciones. Este cambio tan brusco y tan rápido, nos hará que nos cueste respirar, que empecemos a correr mal y a agobiarnos pensando que tendremos que estar así 30 o 40 minutos. Con lo cual los novatos abandonan pensando que no están hechos para la carrera y se dedican a otra cosa. 

 Ya sabemos que, antes de comenzar a correr, hay que calentar un poco. Algunas movilizaciones, rotaciones de todos los segmentos corporales, incluso alguna sentadilla, alguna flexión…todo con el objetivo de calentar nuestra musculatura y de paso hacer que el corazón empiece ya a activarse. Así, en lugar de empezar a correr a 70 pulsaciones, a lo mejor ya estaremos a 90-100, y el cambio una vez empezamos a correr ya no será tan brusco. 

 Y aún así, aviso, si somos unos novatos, nos costará empezar a correr. El error de mucha gente que empieza o de gente que lleva mucho tiempo sin correr y que quiere empezar de nuevo, es que empieza a demasiada velocidad. Como estamos frescos, descansados y animados (estrenamos ropa, zapatillas…), nos ponemos en marcha con mucha alegría, pero a un ritmo que aunque a nosotros mismos nos parezca lento, si miráramos nuestras pulsaciones nos indicaría que estamos yendo muy rápido. 
 Y claro, vemos que el momento de máxima exaltación deportiva, nos ha durado apenas un par de minutos y ya estamos sacando la lengua. Y aunque quisiéramos bajar nuestro ritmo ya estamos quemados, agarrotados y nos duele todo. 

 Pero hay varios trucos para que el iniciarse a correr sea una cosa más placentera y agradable. Sobretodo para los que os iniciáis en la carrera desde 0. Se trata de combinar el correr con el caminar. 

 Ejemplo de cómo empezar a correr: 

  • Día 1: corro 2 minutos, ando 1 y corro 2 minutos más. Y estiramientos y a la ducha. 
  • Día 2: corro 3 minutos, ando 1 y corro 3 más. 
  • Día 3: Corro 5 minutos, ando 2 y corro 3 más…
No hay una fórmula mágica para todos. Cada uno debe encontrar su “límite”. Simplemente quedaros con la filosofía. Si yo veo que el primer día ya puedo correr 10 minutos del tirón, pero que me cuesta aguantar hasta los 20, pues un sistema podría ser: Corro 10 minutos, ando 2, corro 10 minutos más, ando 2 y al final corro todo lo que pueda. Y si la cosa me va bien, el día siguiente intento los períodos de carrera hacerlos un poco más largos y/o disminuir los períodos de caminata. Como no tenemos ninguna prisa, cada uno se puede marcar una progresión acorde a sus características. 


 Al empezar a correr resulta ideal marcarse unos objetivos, y al finalizar cada entrenamiento escribir lo que hemos hecho. Así veremos de una forma más objetiva nuestra evolución. Al principio al ser entrenamientos cortos y poco intensos, podríamos hacerlos cada día. Eso ya depende de vosotros. Si puedo hacerlo 5 días a la semana, mejoraré más rápido que si entreno 2. Una vez ya tenga un mínimo nivel que me permita estar 40-60 minutos seguidos corriendo, mantener ese nivel ya es fácil. Y cada uno va progresando en función de sus mejoras. De esta forma veremos rápidos avances. 
El primer gran objetivo debería ser poder correr 15 minutos seguidos. A partir de ahí, ya veréis como el correr os será más placentero y fácil. Vuestras piernas se os irán tonificando a la par que vayáis entrenando de esta forma, así que podréis estar entrenando sin tener esa sensación de estar agotado, de estar cargado y de tener esas sensaciones tan molestas. 

 El deporte es para disfrutar, no para sufrir. Sobretodo cuando lo hacemos por hobbie o simplemente para estar en forma. Normalmente en un par o tres semanas de combinar la carrera con el caminar, ya podemos ser capaces de correr 15 minutos seguidos. Y a partir de ahí, poco a poco iremos avanzando sin grandes problemas. Cuando corremos, el ritmo de carrera debería ser un ritmo que nosotros le llamamos: ritmo de conversación. O sea, es un ritmo que te permitiría estar hablando jadeando ligeramente con el compañero que corre a tu lado. Da igual la edad que tengáis, vuestro estado actual…simplemente hay que tener ganas. Si sabemos empezar de una forma gradual y progresiva y sin tener ninguna prisa, veréis como en muy pocas semanas, podréis correr muchos minutos seguidos, sin cansarse, ni agobiarse y disfrutaréis como nunca de esta disciplina.

>>MOTIVACION Y CAPACIDAD DE SUFRIMIENTO...

La mente de una persona ha de estar tan entrenada como su cuerpo. Siempre ha de pensar en positivo. De ella depende el 50% de nuestros buenos y malos resultados. Ser fuerte física y mentalmente nos ayudará muchísimo a la hora de llevar a cabo un proposito, proporcionándonos las máximas garantías de éxito. Los dos aspectos más importantes de la mente deportiva son la motivación y la capacidad de sufrimiento. Estos dos factores son los que hacen dar el salto a un grandísimo corredor, para convertirlo en un campeón. Así que nos vamos a centrar en estos dos puntos. 

 La motivación: Es la fuerza mental que activa y dirige el comportamiento hacia una meta. La motivación parte de la idea de creer en tus posibilidades. Estar convencido, que vas a poder realizar la marca propuesta en la estrategia de carrera. Según estudios, la sugestión producida por la motivación, puede elevar la resistencia al cansancio y al dolor hasta en un 20%. Alcanzar esto cuesta mucho tiempo, por eso hay que trabajarla día a día. 
 Uno de los aspectos que podemos trabajar, es el fijar un objetivo a corto plazo y alcanzable. Muchos de nosotros queremos hacer grandes cosas, como correr un maratón, hacer 1000 metros en 3 minutos o perder todos esos kilos que nos sobran. El problema es que son objetivos muy difíciles de alcanzar y a largo plazo. Por lo que a mitad de nuestro viaje, terminamos desmoralizados. Y en muchos casos, abandonando. 
 Para evitar eso hay que fijarse pequeños objetivos. Como podrían ser el andar 1 hora seguida, ir mejorando poco a poco nuestra velocidad, o adelgazar 200 gramos a la semana. De este modo, iríamos alcanzando pequeños objetivos, que sumándolos todos, nos llevarían a realizar ese gran y difícil objetivo, que tan inalcanzable parecía al principio. 

 La capacidad de sufrimiento: Es la aptitud de una persona para aguantar el dolor y agotamiento físico. El dolor y el miedo al dolor nos atemoriza. Por naturaleza, nuestro instinto nos intenta alejar de todas esas situaciones en las que el dolor esté presente. Pero para un corredor,por ejemplo, el aguantar o mejor dicho, el poder ignorar esas señales de aviso, marcará la diferencia entre llegar a la meta y hacer un buen tiempo, o abandonar. Cualquier corredor que tenga una mínima experiencia en carreras, sabrá que competir va unido a sufrir. En carreras cortas, podríamos decir que es un sufrimiento dulce, pues solo tenemos que luchar contra la fatiga. Pero en carreras largas, como maratones. La fatiga y el dolor se hacen presentes, de tal manera que has de estar muy preparado mentalmente, para soportar la agonía y sufrimiento que se siente en ese tipo de pruebas. 

 Conclusión : Convencerte de que eres capaz de conseguir cualquier objetivo que te propongas, es primordial para llegar a conseguirlo. Piensa que todos los corredores sufrimos en las carreras. Desde el primero hasta el último. Pero tienes que saber distinguir entre sufrimiento por agotamiento de una carrera y sufrimiento por lesión. En el primer caso, tu cuerpo se resentirá durante un par de días. Pero en el segundo, puedes acabar lesionado para muchos meses. Aprende a distinguir las sensaciones y todo irá bien.

>> FUMAR ENGORDA...

Desde hace mucho tiempo se sabe que el fumar es nocivo para la salud porque se ha encontrado que esta asociado a enfermedades cardiacas y al cáncer o enfisema pulmonar, pero poco se había hablado de que el fumar influyera en nuestra manera de comer y en nuestro estilo de vida. Estudios recientes han llegado a la conclusión que el fumar también modifica seriamente la vida de las personas. Se ha encontrado que los fumadores tienen mayor riesgo a la obesidad por la porque existe también un mayor consumo de energía, principalmente a partir de grasa y colesterol. 

Es decir que a los fumadores se les antoja más los alimentos ricos en grasas que a los no fumadores. Cualquiera pensaría que los alimentos que elegimos solo tiene que ver con el sentido del gusto y ahora se encuentra la relación que tiene que un mayor porcentaje de los fumadores sean obesos al compararlos con los no fumadores. El ser obeso incrementa los riesgo a enfermedades crónico no transmisibles como lo son la diabetes, la artritis, enfermedades cardiacas, problemas de hipertrigliceridemias y colesterol, etc. También se ha dicho mucho de que en los fumadores se ven incrementadas las necesidades de vitaminas C, A y E; estas vitaminas funcionan como antioxidantes muy poderosos y los podemos encontrar en la dieta diaria, principalmente en frutas y verduras . 

Precisamente en estos nutrimentos los que los fumadores tienen disminuido su consumo, simplemente prefieren consumir otros alimentos como son aquellos ricos en grasas, es decir que no se les antojan los alimentos que las contienen. El consumo de antioxidantes ayuda a disminuir o prevenir el estrés oxidativo del organismo que se degeneren las células haciéndolas más susceptibles al cáncer, a enfermedades que deprimen el sistema inmunológico como por ejemplo una simple gripa y a enfermedades crónico no transmisibles Se dice que el alcohol es nocivo para la salud y que su consumo produce así como el fumar radicales libres que oxidan o degeneran al organismo. 

Recientemente también se observo que los fumadores toman 3 veces mas bebidas alcohólica que los no fumadores. El alcohol no solo daña algunos órganos del cuerpo, también daña también la vida de las personas cuando se vuelven alcohólicas. La enfermedad social de nuestro siglo también está relacionada con el fumar. Como conclusión el fumar hace que se tenga mayor riesgo a se gordo, enfermo y alcohólico y el dejar de fumar no solo influye en disminuir el riesgo a enfermedades crónicas sino que también promueve a mejorar los hábitos alimentarios y el estilo de vida. Di no al cigarro. 

¿Es inevitable engordar al dejar de fumar? 

Es opinión generalizada que cuando se deja de fumar se engorda. Es bueno saber por qué ocurre esto, y tomar medidas para evitarlo, pues estamos hablando de las dos principales epidemias sanitarias de nuestros días (el tabaco y la obesidad), y debemos luchar contra ambas. Veamos qué es lo que nos puede ayudar. El tabaco tiene un alto poder adictivo debido a que activa diversos centros cerebrales del placer. Estos centros se habitúan a ser estimulados por la nicotina, de forma que, si se deja de recibir este estimulante, la sensación de placer se transforma en ansiedad y angustia. Y es esta ansiedad lo que nos lleva a comer más, como medida compensatoria por la falta de tabaco. Y la báscula lo acusa. 

Si fumamos, debemos intentar dejar el tabaco de forma que no engordemos, o engordemos lo menos posible. Para ello, es bueno seguir ciertas normas. En primer lugar, hay que intentar que la primera vez que dejemos de fumar sea la definitiva. Si no lo hacemos así, con cada fracaso (además de socavar la confianza en nuestras propias fuerzas para vencer al tabaco) acumularemos unos cuantos kilos, que normalmente no se pierden del todo cuando volvemos a fumar, de manera que vamos acumulando algo de peso con cada nuevo fracaso. Para asegurarnos del éxito en el primer intento, conviene mentalizarse adecuadamente de la importancia de dejar de fumar (puede ser interesante anotar en un papel las ventajas de dejarlo), y elegir el momento adecuado, cuando estemos libres de tensiones, excesos de trabajo, y otras circunstancias que nos impulsen más de lo normal a fumar. 

Los días anteriores al elegido para dejarlo, podemos ir preparando el terreno. Conviene ir reduciendo la dosis de tabaco, y no fumar de forma automática, sino pensando antes de cada cigarrillo si realmente lo necesitamos. Muy importante es también identificar qué momentos del día están vinculados a fumar e intentar desvincularlos, sustituyendo el cigarro por otra cosa, por supuesto que no engorde. Porque la clave para dejar de fumar sin engordar está ahí: ante la ansiedad por no poder fumar, se produce un efecto sustitutivo y cambiamos el tabaco por la comida. Cuando notemos la falta del tabaco, tenemos que intentar cambiar la comida por otra actividad que nos distraiga pero que no engorde: hablar con alguien, leer, tomar un caramelo, ejercicio físico, cambiar de actividad, un vaso de agua, respirar hondo un par de minutos,... la clave está en apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer, que quizá es lo primero que nos viene a la cabeza. 

Durante las primeras semanas, hay que intentar beber mucho (agua y zumos), no tomar alcohol ni otros excitantes como café o té, realizar comidas ligeras y frecuentes, evitando las copiosas, y tomar muchas frutas y verduras. Es difícil, pero hay que recordar la importancia del intento, y que las ganas de fumar no durarán eternamente: después de cuatro a seis semanas irán disminuyendo, hasta quedar reducidas a una inclinación latente durante meses, y al final a nada. Habremos vencido y mejorado sustancialmente nuestra salud. Y, si hemos sabido hacerlo, sin engordar o, en el peor de los casos, engordando poco. Posteriormente, podremos quitarnos esos pocos kilos de más. Pero mejor que sean pocos.